Adolescentes, padres: normas, límites y afecto

¿Qué piensas tú que han hecho mal tus padres?

“Yo no pienso que mis padres hayan hecho nada mal, al contrario,

pienso que el error es que lo han hecho todo demasiado bien” (Paco,14 años).

Adolescentes Valencia
Adolescentes en el programa: «Tomando las riendas de tu vida»

La entrada a la adolescencia de los hij@s hace que nos tambaleemos muchas veces ante su actitud y sus cambios a todos los niveles, pero también hace que nos paremos y reflexionemos sobre nuestra labor y sobre los cimientos de la familia, nuestros valores, normas y límites y sobre todo el afecto en todo ello.

Los adolescentes necesitan empujar los límites a los que la familia ha estado acostumbrada, y al mismo tiempo es su función hacer que la familia se replantee constantemente sus propias normas, fronteras, creencias y hasta las mismas leyes que se creen habitualmente bien cimentadas (Loretta Cornejo, 2007).

Es por ello que la implicación de vosotros, los padres,es esencial. También necesitáis un espacio para reflexionar y para expresar vuestras dudas, angustias, miedos y otras emociones que se os despiertan. Para ello es importante que en el proceso de crecimiento de vuestr@ hij@ podamos ir cambiando la dinámica del sistema familiar haciendo más sólida la base para que ellos puedan crecer y vosotr@s también.

Los hij@s no sólo actúan por lo que los padres hablen de él y con él, también actúan y sienten las emociones internas que los padres están sintiendo; esto se transmite de forma inconsciente. Y aquí es donde podemos llegar a entender por qué determinadas actitudes del adolescente nos parecen incomprensibles.

Trabajando límites, normas en la adolescencia con afecto 

Antes de leer esta lista, que no pretende ser más que reflexiones o apuntes a considerar, hemos de tener en cuenta que los padres han de leer esto juntos, y hablar abiertamente de cómo lo vamos a hacer, cómo nos vamos a coordinar desde la tranquilidad y el trabajo en equipo para que vuestr@ hij@ tenga un mensaje único y coherente.

  • Guiémosle hacia un modo de  vida ordenado
  • Sus tareas deben dividirse en periodo cortos de tiempo, con descansos y refuerzos de lo conseguido.
  • Nuestras normas mejor si están claras (Siéntate con la espalda recta, en vez de siéntate bien)
  • Pongamos un tiempo límite a partir del cual todos quedaremos liberados de su tarea.
  • En momentos de crisis, no dejar llevar una situación de enfado al extremo. Calmar la situación y más tarde, reflexionar.
  • Adaptemos su aprendizaje a sus capacidades: fomentar actividades en las que destaque, no forzarles a hacer cosas que sólo a vosotr@s os guste
  • Estar atent@s a encontrar sus virtudes
  • Evitemos juzgar lo que hace.
  • Evitemos la continua crítica en el ambiente familiar, reproches, acusaciones que les hacen sentirse culpables y no les ayuda a movilizarse
  • Transmitir entusiasmo por aquellas cosas que realice con esfuerzo, aunque su tarea sea algo “que se supone que tiene que hacer”.
  • Prestar atención al “proceso”, es decir, al durante y a la manera que hace sus tareas y no sólo al resultado, positivo o negativo
  • Dediquemos un tiempo (aunque sean unos pocos minutos cada día) a compartir con el/ella sus inquietudes, las nuestras, sobre todo en los momentos de descanso.
  • Dejémosle claro que nos preocupamos por él, que lo queremos, que creemos en él o ella (independientemente de sus logros)
  • Reforcemos el contacto ocular durante la comunicación, estrecha el vínculo y mejora la calidad de la comunicación
  • Transmitir mensajes generativos evitando la palabra NO (Habla más bajo y despacio, en vez de NO chilles).

¿Cómo hacemos esto sin transmitir obligación?

Una vez vosotros, los padres, hayáis tomado conciencia, hablado y acordado qué normas y límites vamos a establecer, podéis empezar a guiar a vuestr@s hij@s en su camino de crecimiento. ¿Cómo empezamos?.

Para guiarles en que tomen conciencia y responsabilidad propia, es importante que tomemos un espacio tranquilo para hablar con ellos sobre esto. Cada padre y madre ha de tener en cuenta la personalidad de su hij@ y el momento oportuno para empezar.

Algo así como: “Paco, la mamá y el papá hemos pensado en sentarnos y hablar sobre cómo vamos a mejorar las tareas en la familia, algunas comunes y otras de cada uno. Nos gustaría que cada uno de nosotros pudiera decir que necesita y qué va a aportar a la mejora de la casa. También nos gustaría ayudarte a que organices mejor tu tiempo para que puedas disfrutar de cada una de las cosas que hagas. Sabemos que a veces te es difícil ponerte a tus tareas, por eso queremos ayudarte en esto, aunque tú serás quien construya la organización de tu tiempo”.

Es importante transmitir un mensaje claro, con una actitud comprensiva y confiando en que puede hacerlo, incluyéndole como uno más en la toma de decisiones, siempre valorada por vosotr@s los padres.

A continuación podemos construir, estructurar y decidir estas tareas  a través de cartulinas, dibujos hasta que los hábitos sean incorporados e integrados.

Tomemos un tiempo para que cada un@ a su ritmo elabore su aportación. Y es interesante que vosotr@s podáis ser lo más coherentes posibles, muchas veces nuestras incongruencias provocan desacuerdos y desajustes en las normas, hábitos y límites.

Y por último transmitiros que hemos de persistir en esta manera de educar, pues los cambios no se producen de inmediato.

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