Los padres nos inquietamos ante el carácter y ciertas acciones-reacciones de nuestros hijos adolescentes. A pesar de que nuestro papel es muy complicado y no hay respuestas fáciles para los problemas que se enfrentan, las siguientes herramientas pueden ayudar a apoyar a nuestros hijos durante la adolescencia reduciendo el riesgo de que nuestro hijo u otra persona sufra daños:
- Busquemos información sobre el desarrollo del adolescente y el comportamiento propio de esa edad, los efectos de los cambios físicos, y las formas de ayudar a nuestro hijo a sobrellevar todos esos cambios, entendiéndolos de antemano.
- Recordemos nuestra propia adolescencia: los sentimientos cambiantes, el enfado ante la autoridad, miedos y esperanzas. Analicemos el comportamiento de nuestro hijo adolescente en torno a esos recuerdos; esto nos servirá para tratar de entenderlos mejor.
- Escuchemos más; hablemos menos. En la mayoría de los casos, los adolescentes han pasado por lo menos 10 años como oyentes. Durante la adolescencia, desean y necesitan tener la oportunidad de compartir sus sentimientos e ideas. Debido a todos los cambios por los que están pasando, es posible que empiecen a ver las tradiciones de la familia de forma diferente.
- Hablemos al adolescente de las alegrías y los problemas de la vida y de cómo disfrutar los buenos ratos y confrontar los malos ratos. Las leyendas de que la vida siempre es fácil o justa, o que uno siempre debe ser feliz, pueden hacer que los adolescentes se frustren fácilmente cuando se enfrentan a las realidades de la vida.
- Siempre que podamos, premiemos de alguna manera el comportamiento respetuoso, que potencie sentimientos sanos; esto es mucho mejor que criticar o castigar en caso de un comportamiento erróneo. Las palabras feas y humillantes pueden lastimar la autoestima del adolescente. Las herramientas más útiles en la crianza de los jóvenes son el amor, la compasión, la sensibilidad, la alabanza, la comprensión, y la comunicación.
- Enseñemos a nuestro adolescente que los derechos y las responsabilidades van mano en mano. Responsabilicemos más a nuestro hijo por su propio bienestar y por el de su familia. Démosles la oportunidad de ayudar en los quehaceres del hogar y de participar en las conversaciones dedicadas a decidir asuntos familiares.
- En esas ocasiones, pidamos su opinión y ayudémosles a entender cómo tomamos decisiones. Busquemos oportunidades que le permitan ensayar su habilidad de tomar decisiones con el apoyo de adultos interesados en su bienestar.
- Ayudemos a nuestro adolescente en la transición de la dependencia a interdependencia. La necesidad de ser más independientes se manifiesta en cada joven en momentos diferentes y por distintos medios.
- Estar al tanto de los intentos de nuestro hijo de actuar de manera independiente nos permitirá brindarle apoyo en esos esfuerzos y orientarlo cuando al principio, algunas decisiones no producen los resultados deseados.
- A veces es difícil para nosotros, los padres dejar de controlar las situaciones debido a que nos preocupamos por la seguridad de sus hijos. Recuerde que los adolescentes podrán afrontar mayores responsabilidades si los padres los apoyan en su toma de decisiones y en el enfrentamiento a nuevos desafíos.
- Aprovechemos bien todo el tiempo que pueda pasar con ellos. Durante la adolescencia, los jóvenes empiezan a alejarse de la familia y a pasar más tiempo en la escuela y con los amigos. Sin embargo, el tiempo compartido con padres afectuosos es muy importante porque ayuda a los adolescentes a desarrollarse emocional y socialmente. Aprovechemos los momentos en que su está en casa, para seguir edificando su relación.
- Animemos a otros adultos interesados en nuestros hijos, incluyendo amigos y parientes, a pasar tiempo con nuestro hijo adolescente. Tíos, tías, o vecinos adultos pueden ofrecer a su hijo apoyo, orientación, y atención adicionales.
- Aceptemos que también tenemos sentimientos. Es posible que nos sintamos frustrados enfadados, desanimados, o tristes durante momentos difíciles con nuestro hijo adolescente. Ser un buen padre no significa ser perfecto.
- Tratemos de disculparnos cuando sintamos que hemos actuado mal porque nuestras emociones nos dominaron. Nuestro ejemplo ayudará a nuestro hijo a entender la forma de reparar relaciones que se han vuelto tirantes por la tensión o el desacuerdo.
- Busquemos apoyo y orientación mientras hacemos frente a los cambios que experimenta un niño en su paso hacia la adolescencia.
- Aprendamos a distinguir las señales de crisis, y hablemos con otros padres o profesionales. Así podremos diferenciar entre el comportamiento que indica que un joven está en estado de crisis y el comportamiento usual asociado a una etapa particular de la vida.
- Recordemos que la mayoría de los jóvenes tienen problemas en algún momento dado. Comportarse de una manera difícil puede ser parte normal del proceso de convertirse en adulto. A veces, los padres nos sentimos avergonzados innecesariamente cuando nuestro hijo tiene problemas. No suponga, os que el comportamiento de nuestro hijo siempre refleja la calidad como padres.
- No busquemos siempre soluciones drásticas o dramáticas. A veces, los jóvenes sólo necesitan tiempo y apoyo para solucionar sus problemas.
- Continuemos ofreciendo a todos nuestros hijos comentarios positivos y oportunidades de desarrollarse. Pensemos lo que deseábamos para nuestros hijos en épocas mejores: salud y felicidad y que se encaminaran hacia un futuro prometedor.
- Ofrezcamos oportunidades para reforzar sus habilidades y desarrollar un sentido de competencia, utilidad, y pertenencia.
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