Mirarme, sentirme y guiarme: conociendo mis emociones

Algunos encuentran el silencio insoportable porque tienen demasiado ruido dentro de ellos mismos.
Robert Fripp.

Da la impresión que las personas nos movemos en el mundo recibiendo impactos emocionales, es decir, como sujetos pasivos; la realidad nos sorprende, y es que somos esas emociones, tenemos la oportunidad de ser sujetos activos en este juego.

Del jugar a “ser sujeto pasivo” nace la creencia y actitud intrínseca de que somos víctimas de nuestras propias emociones, parece que nos sentimos “bien o mal” sin razón aparente. Esto puede que no sea así, podemos entender que una emoción emerge en nosotros porque deja latente algo que no hemos solucionado, algo que no hemos mirado, algo que no nos hemos dejado sentir, algo olvidado en nuestras sensaciones, algo dejado en nuestro ser.

Con ello solemos crear un cajón de emociones muertas, emociones desagradables con el propósito de que algún día desaparezcan, pero el mundo emocional no funciona así. Las emociones no mueren.

Mi propuesta es JUGAR, MIRAR, SENTIR, DEJARME GUIAR. Miremos, ¿qué tenemos en ese cajón? Al mirar en el mío descubrí la famosa rabia, el monstruo del miedo, la vergüenza paralizante, los memorísticos rencor y odio. Así que me pregunté ¿qué hago con ellas?, ¿qué hacemos? ¿para qué y por qué estan ahi?

Mirarnos.

emociones post barbara

Un cuerpo como un cajón de emociones, un sujeto que siente que algo no va bien, un nudo en el estómago, una carga sobre los hombros, un cansancio en la mirada y un cerebro desconectado de sí son suficientes mensajes o síntomas que si aprendemos a leer, entender y escuchar nos hará crecer. En este punto me convierto en sujeto ACTIVO, y miro a la rabia, al monstruo del miedo, al rencor, al asco que están dentro de mí. ¿Qué quieres?, le pregunto a cada una de ellas. ¿Qué necesitas?… ¿por qué estás aquí?.

Se trata de sentir, de JUGAR.

Jugamos el partido más entretenido de la temporada, el que mejor se nos da, sentirnos a nosotros mismos, es tan bonito sentirse. No hay nadie que se conozca más que tú mismo y eso es maravilloso. El sentir sale del jugar con esa emoción.

Mis ejemplos de propuestas de juego son:

  • Busca polaridades. Si tienes un rencor, juega a perdonar.
  • Lleva al límite la emoción. Si tienes un miedo, encáralo.
  • Expresa con tu cuerpo. Si tienes rabia, danza con ella.
  • La vergüenza compartida es menos vergüenza, busca apoyo.

Ya nos encontramos en la última parte del juego, ¿qué hay después de esto?.

La guía interna, el guía interno, el autoconocimiento, la satisfacción.

La guía o el guía viene de la capacidad de coger las riendas de nuestras emociones y establecer un patrón de juego para trabajarlas. El autoconocimiento, sacar nuestras limitaciones y convertirlas en nuestras habilidades, el saber de mi mismo. Y la satisfacción de vernos, sentirnos y percibirnos como sujetos activos y no como meros espectadores de un partido que es la vida en el que uno no recibe emociones, uno las crea, las siente, las trabaja y las comparte.

 Bárbara Albert

Equipo Edipsicologos

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